martes, 4 de noviembre de 2008

Cambios

Esta noche volvì llena de tristeza, Señor. Esta noche y sin razòn, o con ella, tal vez, la tristeza me està envolviendo. ¿Por que la gente siempre espera un cambio? ¿Què cambio? ¿Què es cambiar? A veces, me parece que lo que esperan que cambie es que nada cambie y todo sea como siempre, como lo fue antes. O sea, cambiar para volver atràs. Cambiar para no perder. El cambio de lo estàtico. Nos dijeron, Señor, que tenìamos que estar atentos a los signos de los tiempos. Pero para ello, Señor, creo que es necesario una gran disposiciòn de espìritu. Y hablo del propio espìritu y el ser dòcil al soplo del Espìritu. ¿Quièn soy yo para decir que este o aquel està equivocado? Ver los signos de los tiempos. ¿Es este tiempo igual al tiempo que vivimos hace 10 o 5 años? Es necesario el cambio. No todo debe ser siempre igual, pero no todo es desechable. Aceptar el cambio aunque no sea de mi agrado, aunque no comprenda la verdadera razòn, aunque mis apreciaciones disten mucho de las del que decide el cambio. Aceptar... y escuchar. Escuchar las razones, los objetivos, del que presenta el cambio. Escucharlo todo y discernir despuès. Escuchar ponièndonos en el lugar del otro: la valoraciòn de las situaciones es distinta en cada uno. Aceptar, escuchar y, finalmente, obedecer. Es algo que muchos se han olvidado. OB AUDIERE. No es someterse el obedecer sino aceptar lo que me indica aquèl que es mi superior en virtud del orden, y porque debo confiar en la buena fe y gran disposiciòn de aquel a quien le debo mi obediencia. Tampoco significa que no puedo expresar mi opiniòn e incluso mi desacuerdo con lo establecido. Pero comprender que todos somos iguales pero diferentes, todos ùnicos. Comprender que va a ser muy difìcil, si no imposble, coincidir en todo con lo que se me presente.
Mi tristeza està, Señor, en que siempre hay disconformes. Y a veces son demasiados. Pero yo tambièn tengo que ponerme en su lugar, ¿no es cierto, Señor? ¿Quièn sufre màs: el que fàcil se adapta a los cambios y pronto obedece, aunque nunca se haga nada como èl quiere, o el que muchas veces hizo a su antojo, y al negàrsele algo, algunas o varias veces, se siente que lo estàn violentando? Se me hace que èste ùltimo. Y el primero, amigo del silencio y la humildad, encuentra satisfacciòn y alegrìa en el deber cumplido, sin buscar màs premio que la conciencia tranquila al terminar su dìa. Y, de ùltima, Señor mìo, està el ejemplo tuyo y de tu madre. Tu Madre, que en silencio aceptò todo e hizo la voluntad de Dios. Y Tû, que con tu obediencia, todo lo diste, todo lo sacrificaste, para conseguir nuestra redenciòn. De ùltima, Señor, .. y de primera.

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