domingo, 12 de abril de 2009

Jesucristo, Señor de la Vida, Señor de mi Vida. Hoy es Pascua nuevamente Y no nuevamente: hoy es Pascua siempre. Tù vives para siempre, en mì, en TÎ, en todos.En la Eucaristìa, ese pan tan preciado que nos alimenta y nos fortalece en el desierto de esta vida; en tu Palabra, que nos habla ya no desde la Montaña, sino desde el corazòn donde habitas, desde esa morada que me permite saber y sentir que estàs a mi lado caminando paso a paso, y aùn màs, dentro mìo, impulsando cada paso de amor que despliego en esta vida. En los demàs, en mì: otros Cristos: los sufrientes, los desamparados, aùn los equivocados, porque son celda de tu amor, hasta que permitan que tu amor los invada. Señor, hoy es Pascua. Y permìteme , Señor, porque en toda fiesta hay regalos, y hoy es fiesta, permìteme que elija el regalo que quiero que me des. Y sè que no deberìa atreverme, pero ¿puede el Amado negarse al deseo de su Amada? ¿No tiene derecho la Amada a pedir, solicitar, simplemente decir, lo que desea? Aunque despuès venga el silencio, aunque el deseo no se haga, aunque lo pedido no sea dado, basta que me permitas decir en palabras lo que deseo en mi corazòn. Como si este deseo se hiciera màs fuerte en palabras. Y aunque Tù lo sabes todo, y no necesitas que lo diga, permìteme, Señor, como regalo, decir lo que està adentro mìo. Y es insolencia, lo sè. Y ¿acaso dudo? Pero necesito decirlo con palabras: Señor, como un dìa Tù le preguntaste a Pedro:"¿Pedro, Tù me amas?", yo necesito preguntarte: Señor, ¿Tû me amas?. Y, nuevamente, perdona, mi descaro. Còmo no vas a amarme Tû, què màs amor que lo celebrado en Pascua: por mì has muerto, por mì, resucitaste. Pero, Señor, sòlo es que en este momento necesito preguntarte, no porque dude, porque no dudo; sino porque necesito tus palabras suaves y tus caricias, el sentirte cerca mìo, dentro mìo, que me inundes hoy especialmente con tu amor, hoy que me siento sola del amor humano y que no entiendo bien la causa de este Calvario. ¿Por què siendo siempre Pascua, los hombres hacen de la vida un eterno Calvario, una eterna Pasiòn, una Crucificciòn continua? ¿Por què no vivir resucitados? ¿Por què vivir muertos y dando muerte? Mis manos no tienen clavos ni mis pies; no hay llagas en mi costado ni espinas en mi cabeza; pero, Señor, siento mi corazòn sangrando y las làgrimas se vierten sin poder evitarlo. Señor, hoy es fiesta, y aunque siga el silencio, la Amada esperara las palabras del Amado. Y aunque no llegaran nunca, basta que me hayas permitido decirte lo que sentìa y basta que me permitas amarte y haberte conocido. Señor, hoy es Pascua: tambièn Tù mereces un regalo: recibe lo ùnico que tengo y puedo darte: mi corazòn, mi vida. Lo demàs no es mìo: son las cosas que me acompañan a lo largo del camino. Feliz Pascua, Amado mìo, te agradezco lo mucho que me amas, aùn cuando hoy necesito tus palabras.